Cuando uno sale de su casa a comer, lo que quiere hacer es comer bien. Tener una experiencia gastronómica memorable. Y eso es lo que yo pude experimentar cuando fui a Mala Bar.
Es un restaurante de concepto, donde todo se conjura para que el tiempo que pases ahí sea muy especial tanto en el confort como en lo sensorial.
Antes de probar la gran variedad de platos que están en el menú decidí sostener una conversación con el chef, a quien debí conocer años antes en restaurantes como el inolvidable Pepperoni, Rosalinda o Sonoma.
Sin embargo, me tocó ahora conversar con Diego Ibañez, quien se estrena como socio de Malabar. Sus antecedentes nos llevan a Córdova, Argentina donde estudió, experiencia que ha complementado con sus viajes a Europa y el Caribe, para ofrecernos una propuesta verdaderamente cosmopolita.
Las referencias adquiridas sobre el gusto de los dominicanos a la hora de ir a un restaurante las ha puesto a punto en Mala Bar “he tomado como base las preferencias del público dominicano y la experiencia de los restaurantes donde me ha tocado trabajar”.
Y, aunque Mala Bar tiene muy pocos días abierto dice que “el público que llega queda satisfecho con la variedad, mezcla de sabores y con la forma en que interpretamos sus preferencias”.