¿Alguna vez han pasado la noche buena o el año nuevo solos?
Cuando es por decisión propia, la verdad no es gran cosa, pero… ¡cuando las circunstancias lo exige, puede darnos un poco de tristeza, melancolía y sentirnos algo depresivos.
¡No tener familiares cerca o perder la pareja en estas fechas es fatal!
Estas cosas siempre me recuerdan a mi madre. Se la pasa tratando de ayudar a todo mundo, aún sin conocerlo y más de una vez compartimos nuestra cena de Navidad con personas que no pertenecían a la familia, pero estaban solos para esta fecha.
Una vez le pregunté porque lo hacía:
“Como extrajera, se lo que se siente estar solo y no tener nadie que te tienda la mano. Hay mucho que podemos hacer por los demás, aún no tengamos muchos recursos económicos. La única retribución que espero recibir, es que ustedes siempre encuentren quien les de la mano”.
Pongamos atención a las personas que tenemos alrededor que están solas. Hagámosla sentir acompañadas, acogidas y queridas.
Después de todo la Navidad es una invitación a dar, compartir y proporcionar felicidad. Que el espíritu Navideño, nos invada a todos…